Uno de los grandes monumentos de la ciudad de Kyoto es un jardín zen: una superficie de arena que contiene 15 rocas. El jardín original tenía 16 rocas.
Cuenta la leyenda que, tan pronto como el jardinero terminó su obra, llamó al emperador para contemplarla.
-¡Magnífico! -dijo el emperador. -Es el más hermoso del Japón. Y ésta es la más bella roca del jardín.
Inmediatamente el jardinero sacó del jardín la piedra que el emperador tanto había apreciado y la tiró. -Ahora el jardín está perfecto -dijo al emperador.
-No existe nada que sobresalga y así puede ser visto en toda su armonía.
Un jardín, como la vida, tiene que ser visto en su totalidad. Si nos detenemos en la belleza de un detalle, todo el resto parecerá feo.
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2 comentarios:
Es precioso este cuento.
He preparado un blog para mantener en contacto un grupo de Qi Gong.
Si quieres te pasas y participas.
Te pongo un enlace en afines.
Bss y abrazos.
http://valencia-qigong.blogspot.com/
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